LA LLAMA SIGUE ENCENDIDA

Eduardo Raúl Requena, es el nombre de quien con honor y memoria sinceros impusimos a nuestra escuela en 1994. Profesor de Historia y Geografía y dirigente gremial, nació el 15 de noviembre de 1938 en Villa María, Córdoba. Fue un ferviente defensor de los derechos laborales.

Profesaba en todos los ámbitos la solidaridad social, en pos de la construcción de una sociedad más justa y en el marco del respeto mutuo, el disenso y la aceptación de la diversidad.

El 23 de julio de 1976, al atardecer, Eduardo Requena entró al café Miracles en la Ciudad de Córdoba. Un grupo de tareas de civil lo estaba esperando. Se lo llevaron. El testimonio de otros secuestrados determinó que fue visto en el centro clandestino de detención “La Perla”. Tres meses después unos civiles, que se identificaron como pertenecientes al Tercer Cuerpo del Ejército, asolaron su casa y sus pertenencias. De Eduardo, nunca más se supo. La Dictadura Cívico Militar se había cobrado una víctima más.

Eduardo era un gran deportista, se destacó en el atletismo, pero su gran pasión era el fútbol. Como profesor, supo llegar a sus alumnos, dejando siempre la puerta abierta a la investigación y a la profundización de los temas. Propiciaba el pensamiento crítico. En invierno no se ponía sweaters porque decía que al frío hay que “tratarlo con indiferencia”.

En ocasión de la conmemoración de los 40 años de la última Dictadura Militar y de la desaparición de Requena, su compañera de toda la vida, Soledad García, nos relató que Eduardo tenía una rutina con sus estudiantes: cuando entraba al aula sus alumnos le lanzaban un bollo de papel y él lo pateaba con toda energía. Esa energía tan humana es la que ronda los pasillos de nuestro colegio. Tenemos el compromiso de mantenerla viva y poderosa.

¡Decimos No al olvido, sí a la Memoria, a la Verdad y a la Justicia!

¡NUNCA MÁS!

Eduardo y Soledad en su juventud

Quiero apretar la noche

Quiero apretar la noche

y diagramar los días

estirando ese tiempo nuestro

de la distancia…

quiero sentir el remolino

de la temporalidad recuperada

de ese vacío-plétora

sin vos, conmigo,

pero con tus sueños,

tus recuerdos pasados

tus recuerdos futuros

tu tiempo de caricias

tu soledad, tu magia,

mi alegría inefable

tu constante nostalgia

Soledad

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