El abandono infantil, también llamado maltrato psicológico es una forma del maltrato a los niños y ocurre cuando alguien intencionalmente no le subministra al niño alimento, agua, vivienda, vestido u otras necesidades.

Situación de la Infancia sin cuidado parental en Argentina

De los 40.117.096  habitantes que de la República Argentina 12.333.747 son niños, niñas y adolescentes que constituyen el 30,75% de la población. Sobre ese total 19.675 son niñas, niños y adolescentes sin cuidado parental de los cuales casi la mitad (49%) reside en Buenos Aires y Caba, en los distintos dispositivos  de acogimiento, dependientes tanto del nivel nacional como en cada una de las jurisdicciones, es decir, que 1 de cada 1000 niños, niñas y adolescentes se encuentra sin cuidado parental.

Con respecto a la edad, se estima que la mayoría de la población son adolescentes (45%) mientras que el 29% tiene entre 6 y 12 años son niños y niñas entre 0 y 5 años.

Los principales causas de ingreso de niños carentes con cuidado parental, se encuentra en primer lugar las situaciones vinculadas con violencia y maltrato; en segundo lugar se observan situaciones de abandono y en tercero, de abuso sexual.

Cada provincia establece sus programas de protección de acuerdo a los lineamientos que establecen leyes locales. No obstante, el equipo de la SENNAF y UNICEF detectó tres modalidades generalizadas: las instituciones públicas, que trabajan con recursos edilicios, humanos y económicos del Estado; las instituciones privadas; y los sistemas de cuidado familiar o familias de acogimiento, de gestión pública o privada.

En Argentina el 64%  de los chicos está alojado en una institución privada que en el 88% de los casos tiene un convenio con el Estado Provincial, nacional o municipal que gira fondos, presta recursos y oficia como organismo controlador. Los investigadores advirtieron sobre el 12% restante de las instituciones, de carácter netamente privado donde el Estado no tiene ningún tipo de injerencia ni poder de control.

El Caso “Francisco”

Este es uno de los tantos casos que existen en Córdoba, pero es el más conocido por los alumnos, profesores y directivos de la institución Ipem 207 Eduardo Raúl Requena de B° Ituzaingo.

Francisco tiene Mamá, Papá, nueve hermanos y una Abuela Materna que vive en B° Cuidad Evita. La madre biológica sufre de demencia  y su padre biológico está preso desde que el pequeño tenía tan solo seis meses de vida. Sus hermanos son menores de edad, una de las hermanas fue dada en adopción al nacer y otra está en un instituto del menor. Debido a  fuertes carencias económicas el infante estaba viviendo en la pobreza  total y  recibía pocos cuidados ya que su abuela (quien fuera la encargada de la crianza del niño) es anciana y se encontraba en situación de calle. Francisco mostraba síntomas de  retraso madurativo con comportamientos de un niño de cuatro años cuando en realidad tenía nueve años, producto del abandono al que fue sometido desde muy chico. Todo esto lo veían sus maestras del jardín donde lo dejaban asistir. Francisco se había encariñado con una de ellas, la seguía siempre hasta su casa y ella siempre lo llevaba de regreso. Así fue hasta que esta maestra decidió quedarse con él.

La Mamá que se jugó por amor

Se llama Luján Hernández tiene 41 años de edad, ella es actualmente la madre adoptiva de Francisco. Su familia está conformada por sus dos hijas Lourdes de 14 años de edad, Cocó de 8 años de edad y su marido Cristian Varela. Viven en B° Lilas de Horizonte.

¿Cómo lo conociste?

El empezó yendo al jardín donde yo trabajo, me encontró en la salita de 4, iba todos los días con una bolsa de consorcio donde tenía sus cositas.

¿Usted donde trabajaba?

En el jardín de Ciudad Evita  que se llama MISE GOBERNADOR HERNANDO LOPEZ . Él estaba  en la salita de cinco,  repitió y después volvió a salita de cuatro, y ahí me encontró.

¿Los padres lo mandaban al jardín?

El iba solito al jardín con su bolsita (de nailon) iba, muy sucio, tenía problemas en el oído, una infección en los tímpanos era el problema, ahora lo hicimos operar. Nosotros lo bañábamos, le lavábamos la cabecita, las manos, le poníamos perfume, lo dejábamos limpio. También le enseñábamos a lavarse los dientes, hubo un día que yo salí de trabajar y me siguió, yo iba en la moto y él me siguió tantas veces como pudo y empezó  a andar por la zona de Ituzaingó. Un día dejó de ir al cole, y no sabía que le había pasado, me enteré que había tenido un accidente en la ruta 9 camino a interfábrica, ahí lo había agarrado un remis cuando cruzaba la calle.

-Después del accidente, ¿qué paso?

Él estaba en terapia intensiva, estuvo en coma y en el tiempo de internación muy poquitas veces lo iba a ver la familia. Cuando llegamos con mi marido las doctoras nos retaban por qué no habíamos ido nunca a verlo pensando que éramos los padres, y le expliqué que era la maestra que no era familiar. Cuando le dieron el alta lo mandaron a su casa y a los días lo derivaron para un instituto. Yo lo empecé a buscar los fines de semana, lo llevaba a mi casa y empecé a tener más relación con él. Un día me llama el SENNAF y la abuela, y me dicen que la única forma de sacarlo era que yo lo tenga, que lo adopte. Era muy difícil para mí, por mis hijas y mi trabajo. Entonces le empecé a buscar una familia adoptiva, encontramos una en Villa María,  él estuvo dos meses y por problemas personales lo devolvieron al  instituto.  En ese momento, justo nos mudábamos de casa y con mi marido, pensábamos que daba justo para engancharlo en un lugar nuevo. Y así fue, desde noviembre del 2014 que está con nosotros. Cuando empezó a venir se puede describir como un animalito, por qué no hablaba, no tenÍa modales, le gustaba dormir en el suelo, ni quería usar el baño, hacía en cualquier lado. Pero ahora con  la ayuda de muchos especialistas se está reincorporando bien, ya obedece, saluda, va al baño, duerme en la cama, va al colegio y nos dice MAMÁ Y PAPÁ. Y si bien el reconoce su verdadera familia, los va a visitar una vez al mes por tres horas, así lo mando el SENNAF.

Nosotros empezamos los trámites para la adopción simple y de ahí lo cuidamos mucho, lo llevamos de vacaciones, le festejamos su primer cumple en un salón de fiestas. ¡La verdad que si me lo sacan me muero! A Fran le gusta andar en bicicleta y comer asado, nosotros ahora hacemos lo que podemos, nos encariñamos mucho. Para nosotros ya es uno de los nuestros.

Así fue  la historia de Francisquito,  su madre adoptiva le brindó todo un mundo nuevo  inmenso. Del abandono al amor.

Autores: Gonzalez, Morano y Alvarez de 5 A TT.