“EL DEPORTE SALVÓ MI VIDA”

De Catamarca al mundo

“EL DEPORTE SALVÓ MI VIDA”

La campeona mundial de boxeo femenino Nazarena Romero cuenta cómo fue su trayectoria tras haber superado obstáculos de la vida. Apodada “La Capricho”, es una boxeadora nacida en Recreo, Catamarca, luego de irse de su ciudad natal por problemas familiares, comenzó su carrera en Córdoba.

A los 16 años de edad, fue madre primeriza, por lo que decidió establecerse en la provincia y criar a su hija. En busca de un empleo se encontró con Oscar Fioretti, dueño de una veterinaria, al entrar en este sitio vio fotos de boxeadores y Nazarena dijo: “esto es para mí”. Le preguntó al dueño si ella podía ser boxeadora y el hombre afirmó que sí, la envió con dos entrenadores Mario y Manuel en el CPC de la Rancagua, donde comenzaría a entrenar por primera vez.
Su apodo se debe a lo obsesiva que es con el entrenamiento. Todo comenzó cuando se enteró que sus compañeros entrenaban por la mañana, ella también quería, así que empezó a correr temprano, mientras corría iba diciéndoles a sus vecinos que sería boxeadora. Su entrenador Manuel se le ocurrió apodarla la caprichosa, con el tiempo quedo el apodo “La Capricho”.
Así, de a poco, con un camino lleno de obstáculos y desafíos, fue construyendo la carrera de boxeadora de la que está orgullosa. Actualmente Nazarena es Campeona del mundo AMB interino super gallo. También sudamericano en gallo. Por último, sudamericano y argentino súper gallo.
¿Cómo lograste salir del vínculo tóxico que tenías con tu ex pareja?
“De hecho, nunca salí”, dijo Nazarena reflexionando sobre su relación pasada con el padre de sus dos hijas. “Una queda enferma y repite las mismas acciones con otras personas, me explicaron que me crié en un ambiente violento, cambiar eso es cambiar toda mi vida”. Al nacer su tercer hija Emma, ella estaba en pareja con Agustín “el principito” Vergara, integrante del seleccionado nacional amateur de boxeo. Decidió que antes de establecer una nueva relación debía aprender a amarse, respetarse y entender que es necesario encontrarse consigo misma, para no volver a repetir los mismos patrones de violencia y encaminarse. En este sentido, Nazarena es consciente del gran desafío que es dejar los círculos de violencia, aunque con ayuda se puede, al respecto contó: “Quienes sufrimos de violencia, buscamos perfiles de personas abusivas y, si no lo son, vamos a convertirlos para estar tranquilas en la costumbre, no es solo salir de ahí, también es curarse. Hoy, con ayuda lo pude lograr”.
EL BOXEO COMO ESCAPE
-El deporte salvó mi vida, preparó mi cuerpo para recibir los golpes de mi agresor y me formó como persona.
Nos contó que el boxeo le cambió la vida, la independizó, la hizo una “persona más sabia”, “una persona diferente”, una “mejor mamá”, una “mejor hermana” y una “mejor hija”.
“Mi mamá siempre se ha sentido orgullosa de mí. El boxeo me dio todo eso, cosas que son impagables y que no se pueden conseguir así nomás. Sí, cambió mi vida y me la devolvió…para bien, siempre para bien”, contó orgullosa.
Nazarena recordó que para ella no fue fácil llegar al gimnasio, aún estando en el siglo XXI existe el prejuicio hacia la mujer y que el boxeo es un deporte para hombres, de a poco van liberando esos estereotipos y las mujeres revolucionan el mundo del deporte.
De no haber sido por el boxeo “estaría fumando porro en la esquina y consumiendo distintas cosas o hubiera sido asesinada por su ex pareja y se convertiría en Una Menos”, se sinceró.
¿Y AHORA QUÉ SOÑÁS?
-Mi propósito es llegar a lo más alto del mundo, tengo dos títulos sudamericanos, uno argentino y un título del mundo. Quisiera llegar a lo mas grande y mostrarle a todo el mundo que el boxeo no se acaba a los 30 o 33 años, depende de cómo cuides tu cuerpo, si hacés las cosas bien podés llegar. Me preguntan cómo hago con tres hijas, me quedé en la calle con ellas, cuando conseguí trabajo en Fioretti las dejaba a Juli de cinco años cuidando a Maia de un año, encerradas en un hotel para mujeres que sufren de violencia. Cuando pude alquilar mi piecita, comíamos del piso con mis hijas, no tenía un peso, todos los días salía y me las rebuscaba, no las podía llevar a trabajar conmigo, así que las chicas de la limpieza me las miraban. He tenido que hacer cosas tremendas para que no nos falte nada. Hoy en día, después de lo que tuvimos que pasar, tengo el regalo.
Periodistas de 5 B TM: Camino Agostina, Suárez Valentina, Argañaraz Joaquín

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