MEMORIAS DE UN DOLOR LATENTE

Relato de sobre la visita soledad García a nuestra escuela
MEMORIAS DE UN DOLOR LATENTE
El día viernes tres de junio en nuestra escuela IPEM 207 Eduardo Raúl Requena, nos visitó Soledad García una persona importante en la historia del nombre de nuestra institución. Los y las estudiantes de sexto la recibimos para que nos cuente su historia de amor ausente con Eduardo Requena.

Nos narró que el inicio de su relación tuvo lugar en una de las tantas asambleas de la UEPC clandestinas de esa época siendo militantes gremiales. Lo conoció como un hombre tímido, silencioso alrededor de las personas, pero al momento de dar un discurso era excepcional, contundente y coherente.
Cuando se conocieron ambos estaban en pareja, pero el flechazo fue tan fuerte que no hubo otra que avisar a los ex y comenzar su relación. Él con 31 años y un trabajo como profesor de Historia y Geografía Económica en la zona de Villa María y Bell Ville, y ella con 27 años como estudiantes de Letras, solo les permitía verse los fines de semana. Por eso ella lo llamo como su “noviecito de fin de semana”. Lo recuerda como un hombre reservado, buenmozo, inteligente, muy querido y respetado por sus alumnos y la gente que lo conoció También un hombre al que le encantaba el futbol y un buen atleta.
Estuvieron juntos hasta el secuestro de Soledad un 9 de marzo de 1976. Día en el que comenzó su infierno, en el que los golpes de puño, la picana, las palizas, las vejaciones, las violaciones tuvieron lugar. Narró su experiencia secuestrada consternada por el dolor de la tortura, recordando que ahí adentro donde la tenían no llevaba noción del tiempo, que sus compañeras de celdas eran sacadas y llevadas a la fuerza para nunca más aparecer.
Cando estaba secuestrada una guardia pasó por su celda y le dijo “¿Vos tenías un novio?”, respondió que sí y la guardia dijo “Bueno, no está más”. Ese día murió algo dentro de ella y en medio de la soledad y humedad de esa celda solo en su mente le dedicó unas palabras a Eduardo.
Luego de cuatro años y medio de estar presa volvía a sentir lo que era la libertad, pero una libertad amarga y condicionada en la que tenía que abandonar a su país y seres queridos que recientemente había vuelto a ver. Menciona que ella no salió en libertad porque le hubieran dado la opción. Su hermana en una visita le mencionó que habían solicitado la visa de algunos países, tuvo que pagar para que ella pueda salir libre e irse del país, pero ella no quería irse: “Tenía rabia de tener que irme si yo no tenía porque irme de mi país”, fueron sus palabras.
En su regreso al país en 1984 se dedicó a trabajar desde distintos organismos por la aparición de Eduardo Requena. Pero aun la muerte inesperada e injusta de Requena no pudo acabar con los ecos de aquello que todavía resuena en el alma de Soledad.
Periodistas 6 A TM: Fátima Olariaga y Bianca Leiva

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *